Los trastornos sensoriales pueden afectar a los niños de manera que impactan su vida diaria, su desarrollo y sus interacciones con el mundo que los rodea. Si eres padre o madre, es importante saber identificar estos trastornos para proporcionar a tu hijo el apoyo adecuado. En este artículo, te explicaremos cómo reconocer los síntomas de los trastornos sensoriales en los niños de manera clara y accesible.
Los trastornos sensoriales se refieren a dificultades con el procesamiento sensorial, que es la manera en que el cerebro interpreta y responde a la información recibida a través de los sentidos. Esto puede incluir la vista, el oído, el tacto, el olfato, el gusto, y también el sentido del equilibrio y la percepción del propio cuerpo en el espacio. Los niños con trastornos sensoriales pueden ser hipersensibles (demasiado sensibles) o hiposensibles (con poca sensibilidad) a ciertos estímulos. A continuación, exploraremos algunas de las señales que podrían indicar la presencia de un trastorno sensorial.
Hipersensibilidad
Los niños hipersensibles pueden reaccionar de manera extrema a ciertos estímulos sensoriales. Por ejemplo, un niño que es hipersensible al sonido podría cubrirse los oídos o llorar ante ruidos que otros apenas notan, como el sonido de un aspirador o una sirena de policía. Del mismo modo, un niño con hipersensibilidad táctil podría evitar ciertas texturas de ropa o alimentos, negándose a usar prendas que le resulten incómodas o a comer comidas con ciertas consistencias.
Estos niños también pueden ser extremadamente sensibles a las luces brillantes o a ciertos olores. Es posible que se quejen de que las luces son demasiado fuertes o que ciertos olores son insoportables, aunque estos sean imperceptibles para otros. Además, pueden tener una reacción intensa al dolor, o por el contrario, mostrar una reacción exagerada ante estímulos que normalmente no son dolorosos.
Hiposensibilidad
Por otro lado, los niños hiposensibles necesitan estímulos más fuertes para registrar sensaciones. Un niño hiposensible puede buscar actividades que otros encontrarían intensas, como saltar de lugares altos, girar constantemente o buscar objetos con luces brillantes. Es posible que estos niños no respondan al dolor de la manera habitual, lo que podría llevarlos a hacerse daño sin darse cuenta.
Además, pueden tener dificultades para identificar cuando están llenos o tienen hambre, lo que puede afectar su alimentación. Un niño hiposensible al tacto podría buscar sensaciones fuertes, como presionar fuertemente su cuerpo contra objetos o personas, y disfrutar de actividades físicas intensas.
Dificultades en la Regulación Emocional y Comportamental
Los trastornos sensoriales también pueden influir en la regulación emocional y comportamental de los niños. Por ejemplo, un niño que se siente abrumado por demasiada estimulación sensorial puede tener dificultades para calmarse, lo que puede resultar en rabietas o comportamientos desafiantes. Pueden parecer más ansiosos o irritables en ciertos entornos, como lugares muy ruidosos o llenos de gente.
Qué Hacer si Sospechas que Tu Hijo Tiene un Trastorno Sensorial
Si observas algunos de estos comportamientos en tu hijo, es importante buscar el apoyo de un profesional. Un terapeuta ocupacional especializado en integración sensorial puede evaluar a tu hijo y ayudar a desarrollar estrategias para manejar estos desafíos. La intervención temprana es crucial para ayudar a los niños a desarrollar habilidades para enfrentar sus dificultades sensoriales y adaptarse mejor a su entorno.
Involucrar a la escuela y a otros cuidadores también es fundamental. Al informar a los profesores y al personal de la escuela sobre las necesidades sensoriales de tu hijo, se pueden hacer adaptaciones en el aula para crear un entorno más cómodo y menos abrumador. Esto puede incluir el uso de herramientas sensoriales, como auriculares para reducir el ruido o cojines sensoriales para sentarse.
En casa, es útil crear un entorno que tenga en cuenta las sensibilidades de tu hijo. Esto puede incluir tener un espacio tranquilo donde puedan retirarse cuando se sientan abrumados, o proporcionar juguetes y actividades que ayuden a satisfacer sus necesidades sensoriales. Existen productos para niños con necesidades sensoriales, especialmente diseñados para ayudar a tu hijo a lidiar con sus requerimientos sensoriales particulares.
Conclusión
Los trastornos sensoriales pueden presentar desafíos únicos para los niños y sus familias, pero con la comprensión y el apoyo adecuados, es posible ayudar a los niños a manejar sus sensibilidades y prosperar. Si sospechas que tu hijo podría tener un trastorno sensorial, no dudes en buscar ayuda profesional. Con las estrategias correctas y un enfoque colaborativo, puedes ayudar a tu hijo a sentirse más cómodo y seguro en su entorno. Recuerda, cada niño es único y especial, y con el apoyo adecuado, pueden superar cualquier desafío que enfrenten.